lunes, noviembre 10, 2008

Primavera


Deambulaba el fantasma, agotado y cabizbajo por entre las hordas de seres que habitan las calles sucias, negras, ardientes y perimetrales de aquella estación de trenes de la ciudad
aquella que en sus asientos alguna vez desgarró a jirones su piel
y desmenuzó su éter en mil pedazos, mientras pasaban las tardes de aquel otoño
al son de un café y el machacar indecente de hierros irreverentes y funerarios,
sonidos que parten para no volver, sonidos que parten el dormir…,
iba como siempre, con un solo norte ese día y sin mas que una botella en sus manos, que bien podría haber sido alcohol revitalizante, nacido de la cebada
y no agua cristalina, obtenida de las nubes intervenidas por la osmosis inversa….

Iba el fantasma caminando, como cada noche que se deshoja y pasa,
pero de día,
con la incandescencia que solo la primavera provee,
quemante y desgarradora en sus horas de luz,
acalorada y desolada en sus apagadas horas de estrellas radiantes,
era el escenario típico de un amanecer como todos los otros…
breve, opaco, conocido y fugaz

En eso, un solo mal paso, un maldito y errado mal paso,
un creativo cambio de planes, una simple decisión nacida de la espontaneidad…
de lo irreflexivo, lo sedujo para que tomara ese tal camino ardiente,
incandescente y encendido en llamas por la tarde y no por el habitual camino oscuro de tenues sombras que tantas veces había recorrido
en su procesión apesadumbrada y serena de sus días

Aquella...
decisión extraña, de infame espontaneidad,
generó en el fantasma, imágenes perversas y bellas que no quería tener en sus retinas ya quemadas,
palabras que sus labios gastados no querían volver a pronunciar en un susurro,
aromas que su olfato desgastado no quería volver a oler ...,

Crines rojos, de rojas ondulaciones pendulares,
verticales ondulaciones que se arrastraban hasta acariciar el suelo asfáltico… y justo ahí, aquellos pasos marcando las 13:50,
como antaño, como siempre… pero como ahora, lejanos, pasos de crepusculares insomnios vividos,
pasos de pasados pisoteados, pasos que repercutían en las viejas ruinas de aquel templo olvidado,
o como replicas de aquel devastador terremoto surgido en otrora, mares calmos y tibios. Su espalda cargada de papeles blancos y vestida de negras telas negras,
denotaban la curvatura del cansancio juvenil, ahora acosada por el paso de la carga de los años.
Distraída y perdida,
la imagen caminaba por entre medio de la gente que circulaba sin rumbo aparente,
por entre los comerciantes ambulantes y los vendedores callejeros, que buscan en el juvenil ocaso de sus vidas una oportunidad para ganarse un sustento,
por entre aquellos rostros derruidos, quemados y secos, gracias a los agrestes veranos pasados,
esa imagen y el fantasma caminaban uno delante del otro… mientras el uno observaba al otro perderse entre la muchedumbre y el otro miraba sus pasos perderse entre el bosque de piernas y zapatos sin destino.

En el fondo…, a lo lejos…, el reloj dejaba caer sus horas mas ardientes,
el tiempo las arrojaba en su rostro y le quemaba su cuello y el ruido toxico de la urbe,
por fin volvía a contaminarlo todo, por fin el fantasma se reencontraba con su habitual camino de sereno desarraigo, de olvido y desengaño.
Así las cosas, y ante la ostentosa imagen del poder del dinero,
hecho máquina motorizada de vanaglorias,
el fantasma se regaló otro trago de agua y volvió hacia el profundo y sereno mar, esperando no volver a ver ese infierno en primavera.

3 Comments:

Blogger Matilda said...

Donde andan tus huellas??

7:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

ola mi ninio ya nu pasa por aqui... te examos de menos vesitus... siempre suya iop

2:23 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

me encanto,me agrado mucho y disfruto mucho leer lo que escribes TE FELICITO MUCHO

9:34 p. m.  

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