miércoles, julio 05, 2006

Instantes pasajeros


Como en aquellos viejos y lejanos tiempos olvidados y extirpados,
como en aquel rincón del pasado, dormido y agobiado, como la luz que algún día brilló en mis noches de frío.
El recuerdo y el temor al daño,… al sentir de nuevo,…el atardecer del día sereno, y haber querido sentir aquel veneno intoxicante de nuevo…

el sol se apagó… el destello de ojos vítreos fantasmales y embrujadores,
la sinceridad transparente del humano genero despiadado, seduciendo, engañando, y yo cayendo, pero abro mis ojos y aparece el recordatorio… de que sigo muriendo.

Tu sonrisa y tu calculadora incertidumbre niña, tu verdad enmascarada
y la lóbrega noche que ya no acaba, tus promesas rendidas y tu presente sin alas…

Mis alas rotas y mi boca seca, mis labios muertos, buscando el aliento fresco de la magia que sabemos atrapa y engaña…mis pequeños sueños,
sueños descarados tan despiertos como la fe que acaba.

Lo se, si se… estoy muerto. me engaño y me miento, te creo y me dejo,
Lo se, si se… no es cierto, nada dicho nada es cierto, son el aferro a lo que algún día soñé despierto. y en el intento un halo de vida se va cayendo, y en un silencio incorpóreo de palabras y malquerencia he perdido una nueva apuesta.

Cierro mis ojos y vuelo en nubes de estío, pomposas blancas y sol de invierno y viajo a través de tu frágil humanidad cuerpo, vuelo suave como la brisa, sereno como la noche y dulce como lo lento de mi eterno funeral pagano.

Y cierro mis ojos y olvido tus labios, y cierro mis ojos tan lentamente como tus movimientos… que fueron míos en un instante breve y efímero.
momento pequeño que fue eterno, momento pequeño que fue perdón pero que sabíamos era solo un cuento.

Mañana mis ojos se volverán a abrir, para ver el crepuscular ocaso de mi paso,…. y la ironía arma mía, renovada y con bríos, destruyendo lo vivido apagando lo sentido recuperándome de lo perdido.

Me detuve en una estrella en mi camino, y me aferre al sueño niño.
Me detuve en una estrella hermosa como lo sentido, aposté a no perder sabiendo, que era un juego perdido.

Las maravillas del sentirse vivo. Las maravillas del dolor en el alma rota, y la absurda revolución de los corazones que querían volver a estar unidos.