lunes, septiembre 10, 2007

Millones de kilometros



Tu, hecha distancia…, todo pintado de lejania, tanta distancia y lejania que hay entre tu alma y la mía, esos kilómetros que separan el deseo de querer y no poder, ello, sumado al reloj verdugo, que va jugando con el tiempo, coqueteando y engañando al hombre viejo que ya apenas camina...

Me pregunto cuanto tiempo, hace ya, que tu boca no roza la mía, hace cuanto que no nos embriagamos en besos y caricias. Hace cuanto que tu pelo no juega entre mis dedos y hace cuanto que tus cabellos cubiertos de mariposas, no reposan en mis añejas y muribundas almohadas perdidas.

Es la distancia y la lejanía, la que nos mantiene en constante fallecimiento. Apelando al recuerdo o como deseando anhelante el olvido…. Mi silencio embriaga el entorno que se haya en silencio, y pienso…. es tan difícil comprender lo que causan el exceso de millas entre tu mirada y la mía, ésta que aun se encuentra perdida, y esta alma que partida, sin curar siquiera, sigue muriendo dia a dia.

Así, solo caminando en esta, mi procesión, allí donde el oscuro espectro de las sombras húmedas de las copas de los arboles baña mi sendero, me escondo en un rincón muzgoso de roca y hielo para intentar tomar un respiro, ahi me detengo un instante en este camino hacia mi propio exterminio y te miro en mi imaginación y en mi recuerdo, o quizás en el recuerdo de tu olvido.

Hace tanto que no te veo, hace tanto que no huelo el perfume de tu piel de seda, hace tanto que tu canto no se hace trino en el silencio de mi sendero, hace tanto que no recuerdo, hace tanto que ya no olvido…

Hoy se han juntado el tiempo y la lejania junto a la distancia, para hacerme una alegoría, un canto a lo insano, un poema inpuro y funesto a mi alma mía, riendo hacen a este viejo decadente y humano, una canción sin canto, sin prosa y embriagada en olvido y espanto.